(NCYT) Ocasionalmente, los mundos nómadas (expulsados de los sistemas estelares que los formaron), encuentran un nuevo hogar alrededor de un sol diferente. Este hallazgo podría explicar la existencia de algunos planetas que orbitan sorprendentemente lejos de sus estrellas, y también ofrecería una explicación para la existencia de un sistema planetario doble.
Para llegar a su conclusión, Hagai Perets del Centro para la Astrofísica (CfA) en Cambridge, Massachusetts, gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano, y Thijs Kouwenhoven de la Universidad de Pekín en China, analizaron una simulación de cúmulos estelares jóvenes conteniendo planetas libres. Encontraron que si el número de planetas solitarios iguala al número de estrellas, entre el 3 y el 6 por ciento de las estrellas capturan un planeta con el paso del tiempo. Cuanto más masiva sea una estrella, más probable es que atraiga y atrape a un planeta que se encuentra a la deriva.
El equipo de investigación estudió cúmulos estelares jóvenes porque la captura es más probable cuando estrellas y planetas libres están aglomerados en un pequeño espacio. Con el discurrir del tiempo, en los cúmulos estelares se tiende a producir una dispersión, debido a la estrecha interacción entre sus estrellas, por lo que cualquier encuentro estrella-planeta tiene las mejores oportunidades de ocurrir en la etapa temprana de la historia del cúmulo.
Los planetas solitarios son una consecuencia natural de la formación de estrellas. Los sistemas estelares recién nacidos a menudo contienen múltiples planetas. Si dos planetas interactúan, uno puede acabar siendo expulsado y convertirse en un viajero interestelar, como consecuencia de una combinación compleja de efectos que recuerda en algunos aspectos a las vicisitudes más llamativas de las bolas durante una partida de billar. Si más tarde encuentra otra estrella y las condiciones son propicias, el planeta puede entrar en órbita en torno a ella.
Un planeta capturado tiende a orbitar en torno a su estrella a una distancia de cientos o miles de veces la existente entre la Tierra y el Sol. También es probable que tenga una órbita inclinada respecto a la de cualquier planeta nativo, y puede incluso girar en torno a su estrella en sentido contrario a los demás.
Los astrónomos no han detectado aún casos de planetas claramente capturados. Además, las apariencias pueden engañar. Las interacciones gravitacionales dentro de un sistema planetario pueden lanzar a un planeta a una órbita amplia e inclinada, que imite la órbita típica de un mundo capturado.
Encontrar un planeta en una órbita distante alrededor de una estrella de poca masa sería una buena señal de captura, porque el disco de la estrella no habría tenido material suficiente para permitir que el planeta se formase a tanta distancia.
El mejor indicio hasta la fecha de captura planetaria proviene del Observatorio Europeo Austral, que en 2006 anunció el descubrimiento de dos planetas (con un peso de 14 y 7 veces el de Júpiter) orbitando el uno en torno al otro (en torno al centro común de gravedad) y careciendo de estrella.
Para llegar a su conclusión, Hagai Perets del Centro para la Astrofísica (CfA) en Cambridge, Massachusetts, gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano, y Thijs Kouwenhoven de la Universidad de Pekín en China, analizaron una simulación de cúmulos estelares jóvenes conteniendo planetas libres. Encontraron que si el número de planetas solitarios iguala al número de estrellas, entre el 3 y el 6 por ciento de las estrellas capturan un planeta con el paso del tiempo. Cuanto más masiva sea una estrella, más probable es que atraiga y atrape a un planeta que se encuentra a la deriva.
El equipo de investigación estudió cúmulos estelares jóvenes porque la captura es más probable cuando estrellas y planetas libres están aglomerados en un pequeño espacio. Con el discurrir del tiempo, en los cúmulos estelares se tiende a producir una dispersión, debido a la estrecha interacción entre sus estrellas, por lo que cualquier encuentro estrella-planeta tiene las mejores oportunidades de ocurrir en la etapa temprana de la historia del cúmulo.
Representación artística de un planeta capturado. (Foto: Christine Pulliam (CfA)
Un planeta capturado tiende a orbitar en torno a su estrella a una distancia de cientos o miles de veces la existente entre la Tierra y el Sol. También es probable que tenga una órbita inclinada respecto a la de cualquier planeta nativo, y puede incluso girar en torno a su estrella en sentido contrario a los demás.
Los astrónomos no han detectado aún casos de planetas claramente capturados. Además, las apariencias pueden engañar. Las interacciones gravitacionales dentro de un sistema planetario pueden lanzar a un planeta a una órbita amplia e inclinada, que imite la órbita típica de un mundo capturado.
Encontrar un planeta en una órbita distante alrededor de una estrella de poca masa sería una buena señal de captura, porque el disco de la estrella no habría tenido material suficiente para permitir que el planeta se formase a tanta distancia.
El mejor indicio hasta la fecha de captura planetaria proviene del Observatorio Europeo Austral, que en 2006 anunció el descubrimiento de dos planetas (con un peso de 14 y 7 veces el de Júpiter) orbitando el uno en torno al otro (en torno al centro común de gravedad) y careciendo de estrella.
Fuente: Solociencia
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