¿Qué tienen en común un aspirante a director de cine, un ingeniero que ha desarrollado un innovador cigarrillo electrónico y un experto en temas políticos? Para empezar que son amigos, que trabajan en el corazón de Silicon Valley y que les apasionan los productos de Apple, tanto, como para sacarles defectos. Primero se atrevieron con el iPhone y crearon un soporte (The Oona) para colgarlo en el cristal de un coche a modo de GPS, en una pizarra o incluso en la puerta de la nevera. Ahora, han ido más lejos. Brad, Eddy y Sam se han atrevido con el iPad, la tableta objeto de deseo. “¿Somos solo nosotros o parece que las opciones de teclados y accesorios para el iPad son abundantes en cantidad, pero carecen de calidad?”. Así, sin miramientos ni medias tintas. La suya era una crítica constructiva, por eso, se pusieron manos a la obra y 'construyeron’ un prototipo de teclado que ha dejado a muchos puristas ‘applemaniacos’ boquiabiertos. Brydge, que así se llama la criatura, mantiene los criterios estéticos y de calidad de Apple, pero no es de Apple. Construido en aluminio de alta calidad se conecta mediante un sistema de bisagras a la tableta de tal forma que no solo es un teclado, sino también una funda o tapa que cuando se cierra bloquea el dispositivo. Pero lo que más ha sorprendido es su diseño: Brydge convierte el iPad en un portátil casi calcado en apariencia al McBook Air.
Una vez engendrado el prototipo, había que ver cómo fabricarlo. Eddy, ingeniero de profesión capaz de desarrollar una impresora en 3D, echó mano de sus contactos de cuando trabajó en un proyecto de cigarrillo electrónico. Aunque resulte incomprensible, algunas de las características del pitillo coincidían con las del Brydge: un cuerpo de aluminio de precisión y un diseño complejo y compacto. Pero aún faltaba el dinero. Sin empresa detrás, el trío de creadores se dirigió a Kickstarter, una de las plataformas más potentes de captación de inversión para proyectos creativos sin presupuesto y que funciona a través donaciones. Habían calculado que para que fuera viable y pudiera fabricarse hacía falta un mínimo de 90.000 dólares (69.000 euros). Como necesitaban promoción, grabaron un vídeo del producto que poco tiene que envidiar a los que nos tienen acostumbrados los chicos de Steve Job. Una vez todo en marcha, solo faltaba esperar. No llevan ni 30 días (el plazo de recaudación termina el 4 de junio) y ya han recibido el apoyo de 2.500 admirados ‘contribuyentes’ y han reunido 564.000 dólares (434.000 euros), por lo que Brydge será una realidad en otoño.
Aunque son muchos más los elogios que las críticas, los reproches apuntan a su precio (130 o 160 euros, según se quiera con altavoces integrados o sin ellos) y a que su estética supera a su utilidad, pues ya existe una amplia variedad de teclados en el mercado. Pese a todo, la aclamación es casi unánime por su originalidad y nivel de calidad. “Resistente”, “elegante” e incluso “sexy” son algunos de los piropos que le han lanzado al teclado de Brad, Eddy y Sam desde blogs y webs de gadgets tecnológicos, donde algunos se preguntan cómo a los creadores de la tableta se les escapó esta oportunidad: “Admítelo Apple. Esta es una buena idea”.
Fuente: Diario ABC
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