Steve Jobs era un líder tozudo, se obsesionaba con el trabajo, bebía sólo un poco de vino, probó las drogas en los años 70, viajó a la Unión Soviética, nunca estuvo afiliado al partido comunista y pagaba por ser socio de un gimnasio de Nueva York al que nunca iba. Eso decía de él el FBI en 1991.
El Departamento de Justicia ha publicado este jueves su expediente secreto, encargado por el presidente George H.W. Bush antes de nombrarlo consejero en un comité sobre comercio internacional. La publicación es práctica habitual después de la muerte del sujeto.
Los agentes entrevistaron a colegas, amigos y enemigos para retratar al fundador de Apple y rebuscar si algo en su pasado podía "avergonzar" al presidente. Su conclusión es que Jobs ya había reconocido públicamente casi todos los detalles más comprometidos de su pasado, como la hija que tuvo con su novia adolescente y a la que no pasaba pensión y el uso de LSD y otras drogas en los 60 y 70. Bush no debió ver nada preocupante, porque nombró a Jobs, que también participó en su expediente.
Un hombre poco de fiar
El FBI retrata a un hombre brillante y, según algunos, poco de fiar. "Varios individuos cuestionaron la sinceridad de Jobs diciendo que le daría la vuelta a la verdad y distorsionaría la realidad para conseguir sus objetivos", dice el informe, que incluye algunos párrafos aún clasificados con ejemplos de las mentiras del gurú. Un antiguo amigo asegura que es "un individuo muy complejo" y su moralidad siempre está bajo sospecha. Su "ambición", según este ex colega, acabó enfrentándole a sus compañeros de Apple.
La mayoría de los entrevistados le recomiendan, en cualquier caso, para cualquier cargo. Uno dice que tiene "cualidades para una posición de alto nivel político" y que "la honestidad e integridad no son requisitos para el puesto". Y la mayoría también alaban su éxito y su talento como visionario, ya entonces, después de ser despedido en Apple y una década antes de que revolucionara el mercado en su segunda etapa en la empresa con el iPod.
El expediente se detiene también en las habituales conexiones políticas que en 1991 aún preocupaban a la Administración Bush. Señala que Jobs viajaba mucho y cita a Japón y la Unión Soviética, aunque, según los agentes, nunca le contactaron espías de ningún país. No había sido miembro del partido comunista, ni tenía especial interés por sus ideas.
Una vida 'monacal'
El informe describe la vida de Jobs como "monacal" y asegura que el aspirante tenía más dinero del que podría gastar en su vida. Sus gustos eran muy contenidos igual que su estilo de vida entonces. "Sólo bebe un poco de vino y no utiliza ningún tipo de droga ilegal", dicen las fuentes del FBI.
En varias páginas de las 191 publicadas, el FBI se queja de las largas que dio Jobs. Los agentes pidieron entrevistarse con él en varias ocasiones para el expediente que él sabía estaban redactando y el despacho del empresario ni siquiera estuvo casi un mes sin ni siquiera devolver las llamadas. No quiso ni hablar por teléfono con sus agentes durante tres semanas porque, según su secretaria, estaba demasiado ocupado.
Fuente: Diario El Mundo
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