El mortero de cal ofrece menor resistencia y un fraguado más lento. Sin embargo, posee cualidades más adecuadas para la restauración. Dicho material presenta una zona de deformación plástica que le permite absorber, sin romperse, deformaciones propias de los monumentos.
Otra diferencia entre ambos materiales radica en la carbonatación (proceso que conduce a la oxidación del hierro). Es un fenómeno que se produce de forma natural y atribuye las resistencias mecánicas a los morteros de cal, mientras que limita la vida útil del hormigón armado.
En su investigación, ha empleado un nuevo método de seguimiento de este proceso, a través de la evolución del peso. En función del material estudiado, los cambios se producen a distintas velocidades y provocan diversas modificaciones en su microestructura.
Fuente: solociencia
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