Hoy probamos... Samsung Galaxy S III
El lanzamiento del Samsung Galaxy S III ha sido de los que se reservan para las grandes ocasiones. Se ha generado un efecto llamada que ha disparado las prerreservas y ha originado algunas colas en tiendas de telefonía móvil. En España, las dos grandes operadoras, además de tarifas especiales, han ofrecido descuentos para quienes lo compraran el primer día. Probablemente, es título de la nota de prensa de la compañía: "¡El Samsung Galaxy S III revoluciona Europa!" sea una exageración (qué van a decir ellos), pero nueve millones de unidades reservadas para el día en el lanzamiento mundial le auguran un gran éxito.
Sigo pensando que una buena parte de las características en las que continúan poniendo el foco ha sido desarrollada para hacer demos y para presumir delante de los amigos. Por ejemplo, no he encontrado ninguna utilidad al hecho de que cuando has localizado al contacto que querías, marque el número llevándote el terminal a la oreja. Mola mucho, pero tampoco le veo el uso a la posibilidad de tener un vídeo flotante en la pantalla mientras haces otra cosa, como escribir un mensaje.
En cuanto al control por voz, el S Voice, todavía le falta un hervor. Ha avanzado, pero no tiene una respuesta natural a un lenguaje natural. Eso sí, es muy efectivo en determinados entornos y tiene una veintena de muestras, desde la marcación mediante voz, hasta el tiempo que va a hacer, que pueden servir de guía para ir aprendiendo a manejarlo. El Siri de Apple puede resultar más natural, pero lo podremos comprobar sobre el terreno cuando esté en castellano.
Vale, es cierto, me he fijado en aspectos que no están todo lo conseguidos que hubiera deseado para un teléfono que aspiraba a ser un nuevo paradigma de la telefonía móvil. Pero tampoco me he cansado de repetir que tecnológicamente Samsung lo ha dotado de lo mejor de lo que se dispone ahora mismo, desde un procesador de cuatro núcleos fabricado por la propia compañía hasta una pantalla Super Amoled HD de 4,8 pulgadas. Esa tecnología, la potencia del procesador y del chip gráfico, permite por ejemplo que la navegación por la web y por el propio teléfono sea rápida y muy suave.
En cuanto a la cámara, aunque no cumplió las expectativas y se ha quedado en los ocho megapíxeles en lugar de los 12 que se rumoreaban, viene con un software muy completo. Trae lo que se espera de un móvil de primera fila y algo más: detalles como el modo Mejor Disparo.
Además, han metido toda esa potencia y esa enorme pantalla en un terminal de sólo 8,6 milímetros de grosor y 133 gramos de peso. A pesar del tamaño de pantalla, la superficie total no es excesiva, eso sí al ser el marco tan reducido se activan inadvertidamente los botones digitales de vuelta y de menú que flanquean al botón físico central.
Al margen de los planes de las operadoras (por ejemplo se puede lograr desde 0 euros firmando un consumo de 80 euros al mes y una permanencia de 24 meses con Vodafone u obtener rebajas casi del 100% con el plan de puntos de Movistar), se puede conseguir libre por 649 euros (hay ofertas más baratas), un precio por debajo de lo que se esperaba en un primer momento.
Ah, por cierto, el astronauta es mi hermano gemelo, que también tiene bigote... Que no, que es broma.
Fuente: Diario El Mundo
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