Las tecnologías del agua están alterando las previsiones a futuro de este bien escaso y motivo de conflicto para la humanidad a lo largo de los siglos. Ayer celebrábamos el Día Mundial del Agua con abundante información sobre la sequía; una realidad que convive con la idea de un nuevo futuro del agua merced a un sector de vanguardia en innovación científicotécnica, que permitirá que los avances se realicen con celeridad y seguridad.
El agua del futuro se basa en tres pilares: reutilizar, valorizar y hacerlo de forma sostenible son los grandes retos del agua del futuro. Las empresas del agua tenemos la responsabilidad de demostrar nuestra capacidad de dar respuesta al futuro, ya que nuestras decisiones implican consecuencias importantes para la sociedad y el entorno natural en el que nos movemos.
"El agua es demasiado valiosa para ser usada solo una vez", frase de Antoine Frerot -CEO de Veolia Environnement y referencia mundial en medio ambiente- que encierra la clave del futuro. La reutilización de las aguas, conocida como agua regenerada, está cada vez más presente en nuestro país, pionero en su desarrollo e implementación en respuesta a la tradicional escasez agudizada por periodos de sequía como el actual. La regeneración permite que el agua, una vez depurada, pueda ser aprovechada para usos municipales e industriales. Este eficiente gesto de la reutilización hace que dejen de utilizarse millones de litros de agua cada día en toda esta amplia panoplia de usos, liberando así un volumen equivalente para el abastecimiento de agua potable. Además de ser una medida sostenible, que permite un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos de un país, es una medida de garantía de abastecimiento, especialmente en sequías. De aquí se desprende lo que podríamos denominar máxima eficiencia de uso.
Y si el agua del futuro es agua regenerada, no es menos cierto que el futuro del agua pasa por la recuperación de subproductos, porque en la valorización se alcanza un mayor grado de eficiencia. Se trata de sacar el máximo partido, de aprovechar un residuo -el agua residual- para darle valor. Son nuevas ventanas al futuro del agua y nosotros trabajamos en la vanguardia de la investigación en estos innovadores campos en los que ya se aprecian logros tangibles. La producción de biogás aprovechando la materia orgánica de las aguas residuales sigue siendo poco común por la dificultad de amortizar las instalaciones en un plazo razonable. Nuestras investigaciones profundizan en el desarrollo de tecnologías que permitan el rendimiento económico de estas instalaciones, incluso en depuradoras de pequeño tamaño, de tal forma que la sostenibilidad vaya de la mano de la rentabilidad.
Otra de las novedades es la recuperación del fósforo de las aguas residuales, un elemento escaso que resulta difícil encontrar en estado nativo en la naturaleza, con lo que su recuperación supone una maximización de un recurso natural muy valorado.
La producción del plásticos 100% biodegradables es una novedosa línea de desarrollo ya en funcionamiento, que permite la obtención de polímeros 100% biodegradables usando la materia orgánica de las aguas residuales. El agua residual, popularmente concebido como un desecho sucio, molesto y sin valor, puede conducirnos a poder fabricar envases para productos de limpieza, carcasas de bolígrafos, tarjetas de crédito y bolsas biodegradables. En un mundo de recursos limitados, de economías en crisis, valorizar es la máxima a seguir en cualquier proceso.
En nuestro oficio -hacer posible que el ciclo del agua funcione-, no solo se trata de conseguir avances tecnológicos para que cada vez más población de más países tenga acceso a una fuente segura, suficiente y de calidad de agua. Además, nuestra responsabilidad es lograrlo cuidando que la huella de carbono sea la menor posible. Porque las tecnologías del agua, como cualquier actividad industrial, implican consumo energético.
Solo el 2,5% del agua disponible del planeta es dulce, y de ahí solo el 0,3% puede ser utilizada directamente por el ser humano. Para conseguir agua en cantidad y calidad deberemos utilizar energía, con la consiguiente huella de carbono. Es nuestra obligación tomar iniciativas que permitan reducir el consumo energético de nuestras tecnologías, de tal forma que nuestros clientes puedan cumplir con sus compromisos de emisiones de CO2 y que el desarrollo social y económico pueda ir de la mano de la sostenibilidad. Trabajar para la optimización del binomio agua-energía es uno de los principales desafíos.
Reutilización, valorización y sostenibilidad son las bases del agua del futuro. Transitamos por ellas intentando dar respuesta a las nuevas necesidades, concibiendo y ofreciendo soluciones a los retos existentes en el agua, porque nos sentimos responsables de su futuro y por eso cuidamos ya hoy del agua del mañana.
José Ángel Legaz. Consejero delegado de Veolia Water España y Portugal
Fuente: Diario Cinco Días
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