La culpa la tienen unas extrañas y diminutas partículas de polvo encontradas aquí, en nuestro planeta, incrustadas en un meteorito. Los científicos, en efecto, están convencidos de que esos microscópicos granos proceden de violentas explosiones estelares sucedidas mucho antes, incluso, de que nuestro Sol empezara a formarse. Demostrar que esto es así es, precisamente, el principal objetivo de una serie de experimentos de Física Nuclear que se están llevando a cabo en Ciclotrón Superconductor de la Universidad Estatal de Michigan
Por ahora, la investigación ha dado lugar a tentadoras pistas sobre los orígenes de las misteriosas partículas. Y todo apunta a que se trata de fragmentos de estrellas ya desaparecidas y que contribuyeron a la formación de nuestro Sistema Solar. El trabajo, dirigido por Michael Bennet, acaba de publicarse en Physical Review Letters.
La investigación se centra en saber si, efectivamente, las partículas pudieron formarse durante una nova, una explosión termonuclear que suele tener lugar en la superficie de una estrella que forma parte de un sistema binario y que expulsa violentamente sus capas exteriores. Para los investigadores, la explosión podría haber eyectado una gran cantidad de material estelar en forma de gas y polvo. Material que se fue distribuyendo en el espacio, entre las estrellas de nuestra galaxia y que, en parte, fue "reutilizado" para la formación de nuestro propio sistema solar.
"Estamos ante un proceso de reciclaje en curso -afirma Christopher Wrede, profesor de física de la Universidad Estatal de Michigan y portavoz de los experimentos-. Cuando las estrellas mueren, dispersan su material en forma de gas y polvo, que se recicla para formar las nuevas generaciones de estrellas y planetas".
Para conocer a fondo este proceso de más de 5.000 millones de años de antiguedad (la edad del Sol y la época en que a su alrededor empezaron a formarse los planetas de nuestro sistema) Wrede y su equipo llevaron a cabo una serie de experimentos durante los que recrearon y estudiaron en su laboratorio el exótico núcleo radiactivo que es el principal responsable de la producción de isótopos de silicio durante la explosión de una nova.
La clave del origen
Resulta que los granos de polvo hallados en el meteorito contienen cantidades inusualmente altas de silicio-30, un isótopo que se compone de 14 protones y 16 neutrones. El Silicio-30 es bastante raro en la Tierra (el más común es el Silicio-28). Y los investigadores saben que el Silicio-30 se produce durante una nova, aunque no saben lo suficiente sobre las velocidades de la reacción nuclear durante la explosión como para estar seguros de cuánto Silicio-30 se puede crear exactamente. Y eso puede arrojar dudas sobre el origen de los granos de polvo.
Sin embargo, la nueva "ruta" de reacción nuclear descubierta por los científicos de la Universidad Estatal de Michigan, junto a los modelos informáticos de la explosión, ha podido ser utilizada para identificar, casi con total certeza, las partículas halladas en el meteorito. En palabras de Wrede, "estos granos, en particular, son posibles mensajeros de una nova y permiten estudiar estos eventos de una forma completamente nueva".
"Normalmente -prosigue Wrede- lo que puedes hacer para estudiar una nova es apuntar hacia ella tu telescopio y estudiar su luz. Pero si pudieras sujetar en la mano un fragmento de la estrella y analizarlo en detalle, se abriría una ventana completamente nueva para estudiar esta clase de explosiones estelares".
INGEYPRO INGENIERÍA Y PROYECTOS. OFICINA TÉCNICA DE CONSTRUCCIÓN
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