Hasta ahora, y salvo su existencia, muy poco se sabía del primer telescopio instalado en la
Luna por el hombre. Pero
China ha decidido revelar al mundo los primeros resultados de su
novedoso telescopio robótico lunar. Los técnicos lo manejan por radio desde la Tierra y el ingenio lleva funcionando sin problemas desde hace dos años. Se trata del primer telescopio capaz de operar en remoto desde nuestro satélite, un objetivo largamente acariciado por varios países. Los datos se han hecho públicos a través de un artículo científico recién publicado en
ArXiv.org.
Se trata de un telescopio de 15 cm. que va montado en la cabina del módulo de aterrizaje
Chang’e 3, que se posó sin problemas sobre la superficie lunar en diciembre de 2013.
La nave llevaba también a bordo un rover, Yutu, que ha estado recorriendo la polvorienta superficie de la Luna hasta el pasado mes de marzo. Pero aunque el rover ya está fuera de servicio, el módulo de aterrizaje sigue funcionando a la perfección.
El telescopio opera en el rango de la luz ultravioleta, lo que le permite llevar a cabo observaciones que no son posibles desde la Tierra. «
No hay atmósfera en la Luna -afirma Jing Wang, de la organización Nacional de Observatorios Astronómicos de China y responsable del telescopio-. Por eso, y a diferencia de la Tierra, la l
uz ultravioleta procedente de los objetos celestes puede ser captada desde la Luna». Además, explica el investigador, el hecho de que la rotación de la Luna sea 27 veces más lenta que la de la Tierra implica que el telescopio puede seguir enfocando un mismo objeto, de forma ininterrumpida, durante doce días seguidos, algo que resulta imposible con los telescopios terrestres.
En su artículo, Wang y sus colegas detallan cómo han sido los primeros 18 meses de operaciones del telescopio. Durante ese tiempo, se han llevado a cabo más de 2.000 horas de observación, se han tomado más de 10.000 imágenes y se han monitorizado 40 estrellas.
Mantener operativo un telescopio en la Luna constituye todo un desafío tecnológico, ya que el ambiente que reina en nuestro satélite es realmente hostil. El polvo lunar, por ejemplo, es muy abrasivo y puede colarse con facilidad en cualquier dispositivo y dañar sus componentes electrónicos, tal y como se ha demostrado con el rover Yutu.
Para evitarlo, el telescopio se guarda dentro del Chang’e 3 durante el amanecer y atardecer lunares, cuando la intensidad del polvo es mayor. Y gracias a eso el telescopio ha podido sobrevivir mucho más de un año, que era lo esperado. Wang asegura que el instrumento sigue funcionando en la actualidad, y que su equipo está a la espera de que se tome la decisión de alargar su misión más allá de finales de este año.
En definitiva,
se trata de un nuevo éxito de la pujante industria espacial china. En plena
carrera espacial por llegar a Marte, no resultaría extraño que fueran ellos, los chinos, los primeros en anunciar el éxito de una misión tripulada al Planeta Rojo.