sábado, 5 de marzo de 2016

'Marte': una carta de amor a la ciencia


"Esta película es una carta de amor a la ciencia". La definición de Marte propuesta por su guionista, Drew Goddard, es inmejorable. El protagonista del filme es, como ha explicado Ridley Scott a EL MUNDO, un "Robinson Crusoe espacial", un náufrago cósmico que queda abandonado a su suerte en un territorio mucho más hostil que cualquier isla desierta de nuestra Tierra, donde al menos hay cocos en los árboles o peces que se pueden pescar. En el planeta rojo no sólo no hay absolutamente nada para llevarse a la boca, sino que además, el aire es irrespirable y la temperatura puede llegar a descender a más de 150 gélidos grados bajo cero. Pero Mark Watney, el astronauta magistralmente interpretado por Matt Damon, sobrevive. Y lo consigue no sólo porque posee una gran capacidad de resistencia psicológica (cimentada sobre un extraordinario sentido del humor), sino sobre todo gracias a sus profundos conocimientos de ingeniería y botánica. Por eso, como muy bien ha dicho el famoso astrónomo y divulgador televisivo Neil de Grasse Tyson, Marte ante todo "exalta el valor del conocimiento científico".

Sobrevivir con mucho ingenio científico

En una escena clave de la película, Watney toma plena conciencia de su desesperada situación, pero en vez de arrugarse y tirar la toalla, exclama una frase genial que en su versión original inglesa transforma el sustantivo science (ciencia) en el verbo to science (literalmente, "cienciar"): "I'm gonna have to science the shit out of this!". La traducción al español es casi imposible, pero si respetamos el juego de palabras, sería algo así como "¡voy a tener que cienciármelas para salir de esta mierda!". Esto es exactamente lo que narra el filme de Scott: cómo un astronauta se las apaña con mucho ingenio científico para sobrevivir en el planeta rojo, a pesar de encontrarse solo e incomunicado en un mundo estéril a más de 50 millones de kilómetros de casa, mientras los responsables de su misión le dan por muerto tras una masiva tormenta de arena. Se nota mucho que Andy Weir -el autor de The martian, la novela superventas en la que se basa el guión de la película- es un ingeniero informático, porque casi todo lo que cuenta sobre el desafío de sobrevivir en Marte es científicamente verosímil, y las soluciones que encuentra el astronauta para salir de su atolladero están basadas en tecnología real.

Una ficción fundamentada en tecnología real

La película ha contado con el asesoramiento de James Green, el director de Ciencias Planetarias de la NASA, quien ha alabado la precisión científica de Weir: "Lo que consiguió Andy fue algo insólito en la literatura de ciencia ficción. La mayor parte de las novelas de este género se centran en cosas que no son posibles desde el punto de vista de la ciencia contemporánea. Pero Andy decidió escribir un libro de ciencia ficción sobre un escenario futuro donde se respetan las leyes científicas que conocemos hoy". Como es lógico, no todo es matemáticamente exacto, y tanto la novela como la película contienen ciertas licencias artísticas. Por ejemplo, algunos expertos han señalado que la tormenta de arena que obliga a los compañeros de Watney a abandonar Marte no podría producirse, porque la atmósfera del planeta rojo es demasiado fina para levantar semejante polvareda. Además, tampoco es muy creíble ver al héroe de la película caminando con relativa normalidad sobre la superficie marciana, donde la fuerza de la gravedad es un tercio de la terrestre y debería dar saltos parecidos a los que dieron Neil Armstrong y los demás pioneros del programa Apolo sobre la Luna. Pero a pesar de estas inevitables imprecisiones, la película es bastante fiel a la realidad.

Una misión tecnológicamente viable

En 2010, el presidente Barack Obama impulsó el objetivo de lanzar la primera misión tripulada a Marte en la década de 2030. Desde entonces, a pesar de que el programa espacial estadounidense ha sufrido recortes y retrasos, la NASA ya está desarrollando y realizando las primeras pruebas de un nuevo lanzador, el Space Launch System, la cápsula Orion en la que viajarán los primeros astronautas que pondrán su pie en Marte, los módulos de habitabilidad en la que vivirán estos colonos y los vehículos que utilizarán para desplazarse en el planeta rojo. En este sentido, la película de Scott tan sólo lleva un poco más lejos tecnologías que ya existen en la actualidad, aunque todavía se encuentren en una fase relativamente preliminar. De hecho, los expertos coinciden en que el principal obstáculo que impide hacer realidad el sueño de pisar Marte no tiene que ver con la ciencia, sino con la política y la economía. El objetivo es viable, pero se necesitará una inyección masiva de unos 200.000 millones de dólares para conseguirlo. Cómo ha declarado John Grunsfeld, el director científico de la NASA en una entrevista con EL MUNDO, "lo más difícil no es tanto el reto tecnológico, sino que exista la voluntad de hacerlo".

La fabricación de aire respirable

La primera gran dificultad para vivir en Marte es la falta de oxígeno, ya que su atmósfera es muy fina y contiene un 95% de irrespirable dióxido de carbono (CO2). En la película, esto se soluciona con un aparato en el módulo habitable instalado para los astronautas en Marte, capaz de absorber CO2 de la atmósfera marciana y transformarlo en oxígeno (que se introduce en el espacio habitable) y monóxido de carbono (que se expulsa hacia el exterior). Esta tecnología es bastante realista, y de hecho en la Estación Espacial Internacional ya se está utilizando un sistema que produce oxígeno a partir de agua (mediante la ruptura de los átomos del H2O) para que los astronautas puedan respirar. Además, la NASA ya ha desarrollado el prototipo de un aparato que podría obtener oxígeno a partir del CO2 en la atmósfera marciana como en la película, y se ensayará en su siguiente misión robótica en 2020.

Calor radiactivo para resistir el frío marciano

Otro gran problema a la hora de afrontar el reto de vivir en Marte es el frío extremo, ya que la temperatura puede llegar a caer por debajo de -150 grados. En la película, tanto en el módulo habitable como en el vehículo que utiliza para desplazarse por Marte, Watney recurre a un generador termoeléctrico que produce calor a partir de materiales radiactivos. Esta idea no es en absoluto descabellada, y de hecho la NASA ya ha desarrollado un mecanismo de este tipo que ahora mismo está instalado en el robot Curiosity y proporciona energía para la misión de este vehículo, concebido para buscar indicios de agua y vida en la superficie marciana. Es posible que en el futuro esta misma tecnología pueda utilizarse para que los astronautas resistan el frío extremo del planeta rojo, aunque siempre existiría un riesgo considerable debido al peligro de exposición a la radiactividad.

Patatas espaciales cultivadas con excrementos

Alimentarse en Marte es otro inmenso desafío, tal y como refleja la película.Cuando Watney se queda solo en Marte, únicamente le quedan provisiones para 30 días, que era la duración prevista de su misión antes de la tormenta de arena que le deja solo tras la huida de sus compañeros. Pero ante el reto de tener que cultivar algo para sobrevivir durante al menos un año entero, Watney utiliza sus conocimientos en botánica para fertilizar la tierra marciana con sus propios excrementos, y regarla con agua obtenida tras quemar hidrazina (un componente del combustible de su nave). Todo esto tiene un sólido fundamento científico, aunque, en realidad, los últimos hallazgos sobre Marte sugieren que la solución podría ser incluso más sencilla. Justo cuando se estrenó la película, la NASA anunció el hallazgo de agua líquida en el subsuelo del planeta rojo. Además, en los últimos tiempos también se han detectado algunos minerales que podrían servir para el cultivo de plantas. Por lo tanto, según James Green, quizás ni siquiera sea necesario recurrir a una estrategia tan compleja como la que inventa Watney en la película para crear la primera granja de agricultura marciana.

Una misión imposible sin cooperación internacional

Marte, en definitiva, es un canto al conocimiento científico, a la imaginación y a la capacidad de resistencia del ser humano ante los mayores desafíos. La película plantea de manera realista que en las próximas décadas, nuestra especie exploradora puede tener a su alcance el siguiente "pequeño paso para un hombre y gran salto para la Humanidad" sobre la superficie del planeta rojo. Pero el filme de Scott también hace hincapié en algo en lo que coinciden todos los expertos:esta aventura no podrá ser la hazaña de un solo país, sino que requerirá un gran esfuerzo internacional. De hecho, en el filme la salvación final de Watney sólo se logra gracias al apoyo del programa espacial chino. Como ha declarado Matt Damon a este periódico, "la magnitud de la tarea es tal que ningún país va a ser capaz de hacerlo solo". Por eso, el actor que ha encarnado al héroe de Marte considera que esta película "también es una carta de amor a la cooperación, a todo lo que tenemos en común". Ojalá el éxito de esta nueva odisea cinematográfica en el espacio inspire una nueva era de exploración que sea capaz de unificar a la Humanidad por encima de todas nuestras viejas fronteras más o menos provincianas.
Marte. Siete nominaciones a los Oscar. Ningún premio: Mejor Película, Actor (Matt Damon), Guion adaptado, Diseño de producción, Mezcla de sonido, Edición de sonido y Efectos especiales


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