lunes, 7 de mayo de 2012

Rastrear el agua que se escurre hacia el manto terrestre


(NCYT) El manto es una capa de roca que se extiende desde la parte más externa del núcleo del planeta, a unos 2.900 kilómetros de profundidad, hasta unos 50 kilómetros bajo la superficie, justo por debajo de la corteza terrestre.

La Fosa de las Marianas es una zona de subducción, donde la placa del Pacífico, antigua, fría y densa, se desliza por debajo de la placa de las Marianas, más joven y ligera. A medida que las placas convergen lentamente, el borde delantero de la placa del Pacífico se hunde a gran profundidad dentro del manto de la Tierra.

El equipo de Doug Wiens y Patrick Shore, de la Universidad Washington en San Luis, Misuri, y Daniel Lizarralde del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, en Massachusetts, ambas instituciones en Estados Unidos, estuvo trabajando recientemente en aguas del Pacífico occidental sobre la Fosa de las Marianas, a bordo de los buques científicos "Thomas G. Thompson" y "Marcus G. Langseth".

Agua en el manto terrestre
El Thomas G. Thompson y el Marcus G. Langseth. (Foto: Doug Wiens)
Los investigadores desplegaron sismómetros e hidrófonos (micrófonos subacuáticos) para hacer un seguimiento de un año de duración de las reverberaciones creadas por terremotos lejanos, permitiendo a los sismólogos crear mapas de estructuras de hasta 96 kilómetros (unas 60 millas) de profundidad bajo la superficie.

El rastreo permitirá vigilar el agua químicamente unida a la placa del Pacífico o atrapada en fisuras profundas que se abren en la placa a medida que ésta se dobla.

Sólo en tiempos recientes, los científicos han comenzado a estudiar el ciclo del agua subterránea, que promete ser tan importante para el estado del planeta como el ciclo del agua superficial, más familiar para todos nosotros.

Se cree que las reacciones de hidratación a lo largo de la placa en proceso de subducción transportan agua a las profundidades de la Tierra, y que las reacciones de deshidratación que se desencadenan más hondo liberan fluidos dentro del manto que promueven la fusión y el vulcanismo.

El agua también influye en los terremotos fuertes que son característicos de las zonas de subducción. Se cree que las rocas hidratadas y el agua a alta presión lubrican las fronteras entre las placas y hacen posible que se desencadenen deslizamientos repentinos.
Fuente: Solociencia
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