miércoles, 2 de mayo de 2012

El Saló del Còmic revisa la fascinación por los robots


El Saló del Còmic regresa. Y no viene solo. Desde hoy y hasta el domingo al pabellón número ocho de la Fira de Barcelona, en plaza Espanya, se va a inundar de todo tipo derobots, y no van a estar tan sólo en las viñetas: también los va a haber de chips y metal, que lo mismo van a dibujar ellos mismos a otros robots que servir agua o abrir la puerta a quien se lo pida. Los robots, su historia en el cine y en las viñetas de los cómics, desde los autómatas a Terminator, desde Frankenstein a Maginzer Z, desde los robots de Metrópolis a los de La guerra de las galaxias o los de la reciente Eva de Kike Maíllo, serán sin duda los grandes protagonistas de este Saló. Pero desde luego, no serán los únicos: China, país invitado, hará un pequeño desembarco, incluidos autores como Benjamin. Y, para festejar la trigésima edición del certamen, habrá numerosas exposiciones, desde una dedicada al recientemente desaparecido Moebius a otras dos que celebran respectivamente los 50 años del arácnido favorito de los tebeos, Spiderman, y de la revista Cavall Fort. Otra muestra repasará cómo será el nuevo universo de DC Comics poniendo el acento en la contribución de los artistas españoles al relanzamiento de su línea de superhéroes. Para que nada falte, habrá además un aluvión de autores, desde Milo Manara a David Lloyd, Gilbert Shelton, Gô Nagai, Baru, Enrico Marini, Greg Rucka, Joost Swarte, Rags Morales, Ulli Lust, Scott Snyder o la joven Aude Picault.

Autores que firmarán y hablarán de sus últimos trabajos y de su carrera, y que rivalizarán por la atención del público con el gran despliegue robótico que vivirá el Saló, un despliegue comisariado por el profesor de la Universitat Politècnica Jordi Ojeda, un ingeniero industrial que es el creador de la muestra Robots en su tinta y que ha logrado programar una larga lista de actividades con un objetivo muy claro: cree que a través del arte, de los tebeos, de las películas, se puede divulgar mejor la ciencia y la tecnología, hacer más interesante la formación académica e incluso despertar vocaciones científicas.

Ojeda explica que la muestra, que lleva por subtítulo De la ficción a la realidad, comienza por los autómatas de siglos pasados y que recuerda la obra de Mary Shelley Frankenstein, "la primera novela de ciencia-ficción donde se da la creación de un ser vivo autónomo, donde el científico tiene la osadía de convertirse en Dios y crear vida, y luego esa criatura se rebela contra él". Una rebelión que se repetiría a partir de entonces y para la que Asimov, recuerda, crearía las tres leyes de la robótica en 1942, la primera de las cuáles establece que "un robot no puede hacer daño a un ser humano o permitir que un ser humano sufra daño".

La muestra recogerá los diez libros más importantes de la robótica y por supuesto hará un recorrido por el cómic clásico y las películas, con especial atención a La guerra de las galaxias, que celebra este mes el 35 aniversario de su estreno. Para ella habrá, con la colaboración de la asociación Star Wars Barcelona, diversas actividades y una sección especial dentro de la macromuestra Robots en su tinta titulada Droides de las galaxias, todo un homenaje a los robots que salen en la saga y que incluye un modelo R2-D2 que estará activo durante el Saló. Por haber, habrá en el encuentro incluso dos actores de la trilogía fílmica clásica: Julian Glover y Paul Blake. También habrá en la muestra un espacio para los robots en el manga y el anime, desde Doraemon a Astroboy o Mazinger Z, que será uno de los protagonistas indiscutible del Saló: su autor el japonés Gô Nagai, estará presente, y Norma editorial lanzará sus historias en tres volúmenes.


Pero de ahí, recuerda Ojeda, de la ficción, pasarán a la realidad de los robots en el propio Saló: habrá talleres sobre construcción de robots y de introducción a la robótica -que para Ojeda tendrá un gran papel en el ocio del futuro-, se celebrará el XV Concurso internacional de robots que organiza la asociación de estudiantes AESS de la UPC, habrá presentaciones sobre el futuro de la robótica asistencial o la quirúrgica, habrá robots de servicio como el REEM, con el que se podrá interaccionar y solicitarle cosas, se mostrarán prototipos del Instituto de Robótica e Informática Industrial de la UPC como la pareja formada por Tibi y Dabo, con sensores adecuados para guiarse por la ciudad y funciones de guía, transporte, asistencia y vigilancia...

Un cúmulo de información y entretenimiento alrededor de un mundo que, dice Ojeda, causa muchas sensaciones contradictorias: fascinación y a la vez extrañeza, familiaridad y misterio, ternura y terror, "porque no sabes cómo se comportará". unas sensaciones que, dice, ya explicó bien Freud en su definición de lo siniestro y a las que luego los autores de ficción "han dado más intensidad". Intensidad y, también, el signo de los tiempos: en los actuales, en los que la tecnología avanza tan velozmente, explica Ojeda, y en los que "podremos ver cambios en poco tiempo, que tendrán implicaciones socioeconómicas y para la calidad de vida", se pone el acento desde la ficción especialmente en "la robótica social", como en Inteligencia artificial o en Eva, subraya.

Los robots formarán parte también de las actividades paralelas del certamen: habrá un cosplay de robots, esto es, los participantes se deberán hacer un disfraz de robot y mostrar su arte cibernético en el escenario. También habrá cosplay de superhéroes y no faltará siquiera una tanda de conciertos: actuarán Avalanch, Lax'n Busto, Los Coronas o Teràpia de shock. también habrá talleres de cómic a cargo de la Escuela de Cómic Joso, que además tendrá una de las muchas muestras del Saló.

Un salón que tendrá otro polo de interés en la delegación china que lo visita, una delegación compuesta por representantes gubernamentales, empresarios del mundo del cómic -el salón espera poder exportar la producción autóctona a un gigante que se ha mostrado receptivo con el cómic occidental- y, por supuesto, artistas: desde el creador y teórico Chen Weidong hasta Zhang Bin -que trabaja bajo el nombre de Benjamin y que ha publicado en España obras como One day, Remember y Orange, las tres en Glénat, o Sky doll lachrima Christi, en Norma editorial-, pasando por la guionista e ilustradora Lotulist o Andy Cheng.


Fuente: La Vanguardia
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