"Casi 50.000 de los trabajadores viven en dormitorios compartidos en el campus. Hay una calle principal flanqueada a ambos lados con restaurantes de comida rápida, bancos, cafeterías, tiendas de alimentación, una de fotografía de bodas y una librería automática. Hay pistas de baloncesto, de tenis, un gimnasio, dos grandes piscinas y un estadio de fútbol en medio del campus. Hay un canal de radio -La Voz de Foxconn- y una televisión. Longhua [el nombre de la fábrica] incluso tiene su propio departamento de Bomberos. Esto no es lo que imaginas cuando piensas en una 'factoría china'"
Pero lo es, como bien recalca el reportero, quien dibuja un escenario repleto de cadenas de montaje y redes para evitar suicidios -de dos intentos desde que se instalaron, uno fue frustrado-.
Schmitz recalca que antes de visitar la fábrica se apostó a sus puertas yhabló con numerosos empleados de Foxconn sin permiso expreso de la compañía. Asegura que cuando les contó cómo se percibían desde EEUU sus condiciones de trabajo, muchos se echaron a reír porque no las ven en absoluto terribles. Reconocen que el trabajo es tediosos y repetitivo pero también que su salario anual les permite ahorrar e incluso enviar dinero a sus familias a quienes emigraron desde otra provincia.
Una realidad que está, en definitiva, lejos de la que imaginamos desde Europa aunque las condiciones no sean, ni mucho menos, las que se considerarían óptimas.
Fuente: Diario El Mundo
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