Las algas marinas constituyen una fuente prometedora de bioetanol sobre la que se ha investigado más bien poco. Ahora, un equipo de expertos ha logrado importantes avances en un método para cultivar algas que sirvan como fuente de biocombustibles y que al mismo tiempo ayuden a reducir la contaminación de algunas zonas marítimas.
Muchas regiones costeras, incluyendo el Mar Rojo en el sur de Israel, han padecido de un tipo especial de polución causada por los desechos humanos y un auge notable de la piscicultura (cría de peces), lo que conduce a cantidades excesivas de nutrientes, con el resultado final de daños severos en los arrecifes de coral, los cuales ya están en peligro por otras causas, y diversos efectos nocivos para muchas especies de las que dependen las poblaciones humanas.
Algas. (Foto: TAU)
El equipo de Avigdor Abelson y Leor Korzen, del nuevo Centro de Energías Renovables y el Departamento de Zoología de la Universidad de Tel Aviv, junto con Alvaro Israel, del Instituto Oceanográfico Nacional, Aharon Gedanken de la Universidad de Bar-Ilan, y Ariel Kushmaro de la Universidad Ben-Gurion, todas estas instituciones en Israel, ha desarrollado un sistema para el que se han tenido en cuenta las circunstancias más comunes en los entornos marinos explotados por el Hombre. El sistema, en sus diferentes pasos y vertientes, combina procesos para crear lo que se podría definir, hasta cierto punto, como un ecosistema artificial.
Al emplear múltiples especies, este nuevo sistema, denominado CAMUS, puede convertir desechos en biocombustibles, reduciendo a la vez el impacto de la polución sobre el ecosistema local.
Fuente: Solociencia
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