Hace aproximadamente 252 millones de años, a finales del período Pérmico, la Tierra quedó casi deshabitada. Alrededor del 90 por ciento de todas las especies vivientes desaparecieron por aquel entonces.
Algeo y sus colegas han pasado gran parte de la última década investigando las evidencias químicas enterradas en las rocas que se formaron durante esta catástrofe.
El paraje geológico de Griesbach Creek en el Ártico. (Foto: C.M. Henderson)
Las evidencias que Algeo y sus colegas han examinado apuntan a una extensa actividad volcánica en Siberia como un factor importante de la catástrofe. Los científicos relacionan esta extinción con las erupciones volcánicas en una zona siberiana caracterizada por una sucesión de raras colinas que parecen grandes escalones o terrazas, y que son conocidos como las Traps Siberianas. El término "Traps" deriva de la palabra sueca "Trapp", que significa escalón.
Las Traps Siberianas conforman una extensa región rica en piedra volcánica. La gran actividad volcánica que las formó, uno de los episodios volcánicos de mayor envergadura de los que se tenga conocimiento en la historia geológica de la Tierra en los últimos 500 millones de años, duró un millón de años, hasta el período de transición entre el Pérmico y el Triásico.
Una gran porción de Siberia occidental revela depósitos volcánicos de hasta cinco kilómetros (tres millas) de espesor, cubriendo un área equivalente a la zona continental de Estados Unidos. La lava afectó además a enormes yacimientos de carbón. Debido a esto último, la erupción liberó una abundante cantidad de metano cuando atravesó y quemó el carbón. Como gas de efecto invernadero, el metano puede ser hasta 30 veces más potente que el dióxido de carbono.
La lentitud de la extinción se debió, por lo que parece, a que los efectos de la actividad volcánica temprana en Siberia, principalmente la emisión de cenizas y gases tóxicos, estuvieron confinados durante bastante tiempo en las latitudes del norte.
Sólo después de que las erupciones alcanzaron su apogeo, fue cuando los efectos comenzaron a llegar a las latitudes tropicales del Océano de Tetis, un mar que existía en aquella época.
Fuente: Solociencia
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